Hace 81 años, la comercialización y uso recreativo de drogas estaba legalizado en México, ¿qué paso?
La mariguana llegó al continente americano en el siglo XVI, con el arribo de los primeros conquistadores europeos. Fue precisamente Pedro Cuadrado, quien introdujo la primera semilla de cannabis a la Nueva España con intenciones industriales. Ya que de su cosecha se derribaba el cáñamo, con el que se elaboraba cuerda, ropa, velas, sábanas y más prendas.
Sin embargo, a pesar del fértil suelo que ofrecía la Nueva España para el cultivo de esta planta, en ese entonces llamada cáñamo; e incluso con órdenes reales que alentaban la mano de obra, esta práctica decayó eventualmente. Pero dentro de las comunidades indígenas surgió otro uso para la semilla y su cosecha.
Más adelante, por el siglo XVIII, dicho uso no atraía a los europeos, pero los indígenas lo utilizaban en medio de prácticas rituales. Actividad que el clero miró con malos ojos, ya que según ellos, alentaba las visiones y contacto con el demonio. Por lo que, se prohibió el uso de hongos alucinógenos, peyote, y más drogas, incluida el cáñamo, o pipiltzintzintli. Así lo llamaban los indígenas. Mientras tanto en Europa se popularizó el uso recreativo entre los nobles.
LA ÉPOCA DE LA PROHIBICIÓN
Es después de la independencia que se populariza en México el uso del pipiltzintzintli, pero es después de la década de 1830 y 1840 que es mencionado como marihuana o mariguana en periódicos, y en textos de prosa y verso de escritores mexicanos. Además se le comienza a llamar mariguanos a los adictos.
A grandes rasgos, el enfoque que se le daba a esta planta y a sus usuarios era negativo. A medida que avanzaban los años, la crítica escalaba de manera exponencial. Calificando a sus consumidores como personas criminales que perdían el control de sí mismos estando bajo sus efectos. Dichos peyorativos recayeron mayoritariamente en los hombres indígenas. Que eran secuestrados de sus comunidades para reclutarlos en el ejército. Situación que los llevó a usar la marihuana ya no con fines sagrados, sino para olvidar su realidad.
Más tarde, en el año 1917, el Dr. José María Rodríguez, médico de Venustiano Carranza expuso en el Congreso de Querétaro un plan de saneamiento del país, que vetaría la suciedad, el alcohol y las drogas de México. Con base en un modelo Estadounidense y Europeo. Plan que fue aceptado por mayoría, y que entró en vigor en 1920.
Tras constantes arrestos por tráfico y posesión, y frecuentes encabezados criminalizando al fruto del suelo y a sus usuarios, apareció en la imagen pública el psiquiatra Leopoldo Salazar Viniegra. Director de Toxicomanías del Departamento de Salubridad del Hospital de Toxicómanos, anexo al manicomio de la Castañeda. Quien en pocas palabras, propuso tratar la adicción a la marihuana como una enfermedad y no como un crimen. Además de refutar científicamente lo que se había dicho desde el siglo XIX sobre la planta y sus efectos.
LEGALIZACIÓN
Algunas décadas después, el 5 de enero de 1940, durante el sexenio de Lázaro Cárdenas del Río, se promulgó un nuevo Reglamento Federal de Toxicomanías. Que condujo a la eliminación de delitos relacionados a drogas. Se autorizó a médicos recetar narcóticos a personas adictas. Se establecieron clínicas ambulatorias para ayudar a los mismos.
Un mes después, entró en vigor el nuevo reglamento con la liberación de reos con crímenes menores relacionados a drogas. Además se despenalizó la comercialización y consumo de marihuana, cocaína y heroína. Ahora podían ser encontradas en dispensarios que las vendían con la mayor pureza posible, y accesibles con receta.
Por otro lado, la sociedad en general, y la prensa sobre todo, calificaba como una locura por parte del presidente, ya que aumentaría el crimen en las calles. Pero eso nunca sucedió, lo que cambió la opinión pública de manera positiva. Pero, no transcurría ni medio año de promulgado el reglamento cuando fue cancelado.
La versión oficial atribuye la cancelación a la escasez mundial de cocaína y morfina debido a la segunda guerra mundial. Sin embargo, la mano del gobierno de Estados Unidos jugó parte de esto. El país quiso detener este movimiento desde las primeras declaraciones del Dr. Leopoldo Salazar Viniegra. Quien como se comentó más atrás, refutó científicamente los estudios que relacionaban la marihuana con el crimen, y que exageraban los efectos que causaba. Muchos de estos papeles eran de especialistas estadounidenses, algo que no les pareció.
Harry Anslinger, jefe del Buró Federal de Narcóticos (antes de ser llamado DEA) fue el principal jugador que empujó a la cancelación de este reglamento. A sólo cinco días de la nueva ley en México, y con ayuda del Depto. de Estado, promulgó leyes prohibitivas a la exportación de narcóticos como morfina y cocaína a países que no utilizarían las sustancias con fines médicos ni científicos.
A pesar de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de México defendió que este experimento reglamentario estaba funcionando, el gobierno estadounidense conservador se mostró inamovible. Hasta llegar a mayo de 1940, donde el vecino país suspendió todas las exportaciones. Y sin la opción de obtener los narcóticos de países europeos como Alemania debido a la guerra, México se vio obligado a dar un pasó atrás.
En el nuevo milenio, dicha situación impacta a México hasta la actualidad, sobre todo con más de una década luchando contra el narcotráfico, situación de estado fallido que ha dejado más de 350 mil muertos.
No obstante, del otro lado del río, en la franja fronteriza del sur de Estados Unidos, los estados de California y Arizona han aprobado desde el uso médico hasta el recreativo de esta planta. Dejando por ejemplo, más de 1.400 millones de dólares en recaudación tributaria, tan sólo en Arizona desde enero del 2021, hasta del presente año.
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